PILAR SAN JOSÉ

Fui a mi primera clase de yoga en 1990. Fue sorprendente ver lo rápido que mi cuerpo empezó a sentirse diferente, más flexible, mejor. Esa sensación fue suficiente, todavía lo es, para motivarme a practicar desde entonces. Continué practicando durante los años siguiente, hasta que empezó a ser parte de mi vida, y se quedó en ella. Llegó un momento en que pensé que debía compartir lo poco que sabía y decidí  formarme como profesora de yoga; y desde entonces enseño yoga, actualmente en varios sitios en Valladolid.

Disfruto  muchísimo la experiencia de enseñar. Siento que enseñar Yoga, es un honor y una responsabilidad que requiere atención,  conocimiento y preparación. Más que un profesor, me veo como un estudiante dedicado a quien le encanta aprender, practicar y compartir. Siguiendo el ejemplo de los profesores a quienes admiro, en cada clase, pongo mi empeño en ayudar a mis estudiantes a descubrir su propia forma de practicar Yoga.

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